domingo, 17 de abril de 2011

EL PANTALON EN UNA PASTORA

Las Cristianas no deben usar pantalón: será esto "Manipulación de la Palabra de Dios" SÍ
¿Es el pantalón o la falda; o la forma indecorosa de vestir?

¿El pantalón es sólo para hombres? ...pero eso lo decidió un mundano hace 300 años. ¿Porque algunos Cristianos lo hacen ley?

¿Manipulación de la Palabra de Dios? Sí.



El pantalón tal como se conoce actualmente apareció por manos de hombres en los años 1.700 DC. Su nombre se atribuye a San Pantaleón, médico, mártir del siglo IV y Patrón de Venecia.

La historia hace referencia del uso de algo parecido a un pantalón hace más de cuatro mil años a los nómadas de Centro-Europa que llevaban bombachos atados a la cintura.

También se dice que el origen del pantalón viene de “Pantaleone”, un personaje de una comedia Italiana del siglo XVII. Pantaleone viene de pianta-leone (planta de león), un apodo dado a los venecianos, pues el león de San Marcos es el símbolo de Venecia. Pantaleone caracterizaba un veneciano viejo y avaro, que vestía unos calzones largos. Pero no fueron los italianos, quienes popularizaron esta vestimenta. Fueron los franceses durante la revolución francesa. Así que el pantalón no llegó directamente del italiano. Dio una vuelta por el francés antes de llegar al castellano.



¿Cómo nacen los jeans?



La aparición de esta famosa pieza, ocurrió gracias a un vendedor de 23 años que se encontraba vendiendo telas recias para la confección de carpas y toldos para las carretas en las zonas mineras de Estados Unidos. El joven vendedor, un emigrante llamado Levi Strauss, se dio cuenta hacia finales de los años 1.800, de que aquellos trabajadores necesitaban pantalones suficientemente fuertes para aguantar el rigor de su extrema labor. Así nacieron los “jeans”.

Inicialmente esta prenda de vestir fue usada por los hombres; pero luego de muchos años la mujer comenzó a usarlos aun con el mismo diseño al de los hombres. Cosa que no se veía bien y algunos miembros de la sociedad comenzaron a criticar este uso en las mujeres.

También el uso del pantalón en las mujeres se dio en los pueblos y naciones donde las mujeres comenzaron a trabajar en el campo a la par de los hombres. Pero en muchos países de Europa y Norteamérica los pantalones no formaron parte de la indumentaria de la mujer hasta el año 1920.

A partir del año 1.920 aproximadamente, se rediseñó el pantalón para que las mujeres pudieran usarlos, convirtiéndose así en una prenda femenina, ya que ningún hombre usaría estos modelos exclusivos para la mujer.



Haciendo una comparación muy justa y muy real, hablemos de la camisa:



Esta prenda de vestir fue confeccionada (a mediados del siglo XIX), inicialmente también para los hombres. En sus inicios era considerada como parte de la ropa interior, por lo que los hombres la usaban debajo de alguna chaqueta o abrigo.

Luego de varios años se rediseño y se creó lo que conocemos actualmente como camisa femenina o blusa.

Entonces ¿quién decide que es de hombre y que es de mujer?

La palabra de Dios dada en la Biblia, no relaciona en ninguno de sus capítulos el uso del pantalón y mucho menos que sea una prenda masculina.

Como hemos leído, el pantalón y la camisa o blusa fueron creados a más de 1.800 años luego del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo; y fueron prendas hechas de manos de hombres no Cristianos y muchas veces con conductas mal vista por la sociedad. Pero en cambio vemos como hoy en día muchos hermanos hacen y convierten en ley las obras del mundo. Esto si es abominación, agregarle a Santas Escrituras las obras del hombre para la manipulación de las masas.



En cambio, la Palabra de Dios sí habla a lo indecoroso en el vestir.



Es muy sabido que la ropa indecorosa no agrada a Dios y esta claramente prohibida en la Biblia.

1Timoteo 2:9-10 Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.



No habla de pantalón o falda… habla de decencia a la hora de vestirse.

Una mujer puede llegar a ser indecorosa vistiendo una falda ceñida a la piel y que resalte toda su anatomía humana creando tentación (y todos sabemos que la tentación viene de satanás). Muchas jovencitas con largas faldas llevan vidas bastantes desagradables ante los ojos de Dios y otras que usan pantalón se guardan en santidad.
Se conocen de hermanas que van caminando por selvas, montañas y desiertos predicando el Evangelio con pantalones porque así lo amerita la situación y mantienen una integridad intachable.
Mis hermanos, La santidad no se mide en las prendas de vestir, sino, en la decencia a la hora de usarlas.
Como Cristianos, el decoro y cuidado en nuestra vestimenta es de mucha importancia, pero no abarca sólo al pantalón, sino, a cualquier prenda de vestir que usemos.

Hay estudios que reflejan que un 10% de las violaciones sexuales sufridas por mujeres en el mundo, se hubieran evitados si estas en su momento hubiesen vestido un pantalón y no una falda.



La Biblia nos dice en Deuteronomio 22:5

“No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace”.

Pero volvamos a los inicios del pantalón… creado por mano de hombre en época reciente, usado inicialmente por los hombres y luego es rediseñado para la mujer convirtiéndose en una prenda femenina.

De igual manera ocurre con las blusas que usan las mujeres actualmente, que es una variante de las camisas usadas inicialmente por los hombres.

Entonces esto quiere decir que existe ropa de varón y ropa de hembra; y a esto es lo que se refiere la Biblia.

EL REY ME LLAMO.

Lodebar, Mefi-bozet, Jerusalem...
Basado en: 2 Samuel 9.1-13

Aquel niño de 5 años siendo un príncipe, acababa de perder a su padre y a su abuelo de un solo golpe y con ellos toda la seguridad que le ofrecían, pues su abuelo era un Rey y su padre el heredero al trono y eran hombres adinerados y respetados en su pueblo. No siendo suficiente, aquel gris día mientras huían de la ciudad con el temor a ser también asesinados, su nodriza lo dejo caer y se lisio ambas piernas. Desde entonces, no solo perdió su familia, su vida cómoda y su ciudad natal, sino que además se enfrento al dolor de ser discapacitado físicamente y a sentir un miedo permanente de movilizarse libremente por ser hijo de los enemigos de su familia.

Allí refugiado en Lodebar, que significa tierra árida, hostil, seca y no apta para pastorear, ciudad a donde lo llevaron al huir, su vida cambio drásticamente. Su nombre paso de ser Merit-baal que significa el que se opone, contradice o adversa a baal (baal era considerado un dios falso), a llamarse Mefi-boset que quiere decir el que esparce vergüenza. Olvidado en una ciudad extranjera sus días transcurrían en medio de todo su dolor, de todas sus pérdidas y con toda su vergüenza.

En su ciudad de origen sin que él lo pudiese imaginar, su supuesto enemigo, quien ni siquiera le había visto alguna vez a su cara, estaba interesado en ayudarle. En su afán de encontrarle, envía a llamar a uno de los siervos de su difunto enemigo para preguntarle si había algún descendiente de este aun con vida. Aquel siervo le contesta que si, que hay uno pero que esta lisiado –como queriendo despreciarle-. El buen hombre, le envía llamar. No podría imaginar las ideas que rondaban la mente de Mefi-bozet aquel estresante día.

Al ser presentado ante su inquiridor, Mefi-boset responde “He aquí tu siervo”, lo cual nos deja entrever el tremendo temor que lo invadía al estar expuesto ante su poderoso supuesto enemigo. Para su sorpresa, ese hombre le ofrece un lugar un su casa y en su mesa, porque aunque su abuelo fue su enemigo, su padre había sido un entrañable amigo al cual deseaba honrar.

Sintiéndose demasiado honrado y consciente de que no era merecedor de tal beneficio, Mefi-boset responde: “¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?”. La misericordia del amigo de su padre y la gracia divina lo hicieron mudarse a Jerusalén, casa de paz, de prosperidad, de bendición y de abundancia. Sus días transcurrieron hasta su muerte, rodeado de sus hijos, sus nietos, sus criados y todas sus bendiciones postreras.

Esta singular historia nos enseña grandes lecciones, quizá la más importante es que Dios te está buscando, El quiere rescatarte, no importa cuán discapacitado pueda estar, ni cuan enemigo suyo te sientas, Dios quiere llevarte a un mejor lugar. El nos invita a dejar el temor y venir a su presencia para recibir reivindicación. No importa cuántas maldiciones generacionales arrastres, Dios quiere romper tu pasado y construirte una mejor vida, una vida con propósito.

Analicemos que aunque por fuera, lisiado y olvidado; Mefi-boset era el hijo de un Rey, el era un príncipe al igual que tu y yo, somos hijos de un Rey. Dice la Palabra “Mía es la plata y mío es el oro”. Te pregunto: Cuantas veces te han sentido miserable, lisiado, olvidado, impotente y pobre?. Mefi-boset fue llevado a una tierra de asolación y miseria. De alguna manera en mayor o menor grado nosotros también somos llevados muchas veces a esos inhóspitos lugares al igual que a este hombre, para hacernos sentir poco, indignos y despreciados.

Mefi-boset fue tomado por la culpa, la vergüenza, el dolor, los recuerdos negativos… fue condenado por su propia alma a vivir atado a un pasado que no era suyo. No te suena familiar esto?. En Filipenses 3.14 Pablo dijo “olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios”. Jesús por su parte dice en Juan 10.10: “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Y agrega en 3 de Juan 2 “yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma“. Dios desea llevarte a tierras de bendición, de prosperidad, de paz tal como lo hizo con Mefi-boset.

La historia de Mefi-boset, podría ser tu historia… No olvides que Dios quiere que termines tus días con propósito, en paz, con alegría y lleno de bendiciones al lado de la gente que amas. El quiere sacarte de Lodebar, para llevarte a Jerusalén.